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Los 10000 del Soplao: Una escuela de superación
Crónica
de mi cuarto Soplao (3º en bici)
Por: Michael
González Harbour
Descripción
Los 10000 del Soplao,
también llamada el Infierno del Norte,
es
una marcha para bicicleta de montaña, de dureza extrema,
organizada por el club MTB Cabezón. Tiene un total de 165
kilómetros por los montes que rodean Cabezón de la Sal y
las comarcas cercanas de Cantabria. Los participantes en esta marcha
tienen asegurados unos paisajes naturales impresionantes, pues la ruta
transcurre por algunas de las más bellas zonas de bosque de
Cantabria. El largo kilometraje y sobre todo el desnivel acumulado de
más de 4800 metros hacen de esta ruta un
auténtico reto personal, que sólo se puede superar con
una buena preparación física y mental y convierten a esta prueba
mítica en una escuela para la superación de cualquier meta que nos
propongamos.
Mapa del recorrido
Mi tercer Soplao
Comencé a preparar mi cuarto Soplao, el del 2011, ya antes de
celebrarse la edición del 2010. Un mes escaso antes de la prueba,
ingresaba en el hospital con una hemorragia cerebral y comenzaba allí
mi tercer Soplao, el de mi recuperación, esta vez sin bici. Aún con
algunas dificultades para hablar y ver, y con algunas lagunas
temporales para reconocer a mi gente, mi principal preocupación era mi
familia. Aunque estaba muy asustado, mi experiencia en dos ocasiones
anteriores en la escuela de superación de los 10000 de Soplao me
impulsaba al optimismo. Como es lógico, los que más sufrían en esa
situación eran las personas queridas que me acompañaban en esos
momentos difíciles. Paula, mi mujer, amiga y compañera no se separaba
de mi lado y juntos, de la mano, fuimos recorriendo los primeros metros
del camino de la recuperación. También mis hijos, mis padres, hermanos,
familia, amigos, todos me ayudaron a mantener ese optimismo necesario
para afrontar los retos duros.
Cuando al cabo de unos días
pregunté al neurocirujano por mi diagnóstico me dijo que probablemente
me recuperaría y podría volver a mi vida normal. En ese momento pensaba
en la bici. Me estaba perdiendo el Soplao del 2010, para el que me
había entrenado con tanta ilusión, y puse mis esperanzas en recuperarme
lo suficiente para poder volver a correr el Soplao en una edición
futura. Ahí comencé a preparar mi cuarto Soplao, ese que haría ya
montado en mi bici. Y mientras, seguía recorriendo el tercero desde la
cama del hospital.
Continuaba mi mejoría y, ya desde casa,
escribí un mensaje a mis compañeros de la familia de la bici, del
ForoCantabriaMTB, deseándoles suerte para el Soplao. Esto es lo que les
decía:
Este
mensaje es para todos aquellos que estáis contando nerviosamente los
días que faltan para el Soplao. Y que a cada rato libre voláis con la
imaginación pedaleando por esas pistas y haciendo el entrenamiento
mental de la prueba.
Los 10000 del Soplao es una prueba de
resistencia física, pero también de resistencia mental. Cuando el
"coco" empiece a quejarse de que es todo muy duro, el día de la prueba,
recordad que podéis alimentarlo con renovadas fuerzas. Esas fuerzas las
encontraréis pensando en los miles de participantes que hacéis lo mismo
y los miles que ya lo hemos hecho en ediciones anteriores. La fuerza
unida de todas esas personas hace labor de equipo y os ayudará a
superar las dificultades.
No os olvidéis también de disfrutar
cada minuto. Recordadle al "coco" lo tanto que nos gusta la bici.
Hacemos el Soplao porque nos gusta la bici, la sensación de superar un
reto en la montaña. Supongo que son nuestros instintos más primitivos
los que nos empujan hacia ese amor por la montaña y la naturaleza.
Recordad
también que ese día os llenaréis de emociones, quizás con algunos de
los momentos más emotivos sobre la bici. La sensación de coronar
Fuentes sabiendo que ya está hecho lo más duro!. Los gritos de ánimo
del público al pasar por Los Tojos quizás os arranquen alguna lágrima.
Nunca podréis olvidar la inigualable sensación de recorrer rápidamente
las calles de Cabezón al llegar a meta, con un montón de gente animando
y sabiendo que habéis sido capaces de superar el reto. |
Kilómetros
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0
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Desnivel acumulado
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casi nada
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Cota Máxima
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los 45 metros de la planta del hospital
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Duración
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219 días
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Lugar de inicio y final
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Mi casa
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Dificultad
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Alta
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Fecha en que se realizó
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Mayo a Noviembre de 2010
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Datos básicos de mi tercer Soplao
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Esas
mismas palabras me servían a mi mismo en mi recorrido a la
recuperación. Las fuerzas necesarias para afrontarlo las encontraba
pensando en el apoyo de la fuerza unida de todos los me acompañaban en
mi itinerario. También se unieron acompañándome en mi camino los
miembros de la familia de la bici, con sus mensajes de ánimo y,
simplemente, con sus historias de superación del Soplao que pude leer
ávidamente en la pantalla de mi ordenador abriendo las páginas del
foro. Fue especialmente emotivo el mensaje de ánimo que portó Vitrubio
en su camiseta durante toda la prueba. Todos ayudasteis a que pudiese
vivir el legendario "espíritu del Soplao" incluso sin poder montar en
la bici.
Vitrubio en en Soplao 2010, con la camiseta deseándome ánimo
A medida que progresaba en mi mejoría iba negociando
con mi médico el regreso a la bici. Al principio me dejó hacer dos
kilómetros al día a ritmo suave. ¡Dos kilómetros! Yo supuse que para
alguien acostumbrado a la bici cuatro kilómetros sería equivalente en
esfuerzo a dos, por lo que salía a hacer cuatro kilómetros y luego,
claro, tenía que volver a casa y hacía otros cuatro.
Recuperé
un poco de mi libertad cuando el médico me permitió coger el volante.
Pude ir a mi trabajo a saludar a todos mis compañeros de trabajo, que
se aliviaron al ver mi mejoría. Para mí, estas pequeñas cotas de
normalidad que iba recuperando eran rayos de luz que iluminaban el
camino.
Un mes después el médico me dejó aumentar un poco los recorridos en bici. Luego, otro poco más. Me dijo
que no pasase de 120 pulsaciones. En Septiembre me escapé una tarde con
mi amigo Javier para subir a Peña Cabarga a ver pasar a los corredores
de la Vuelta a España. Se me hizo difícil subir las rampas del 18% de
pendiente a 120 pulsaciones. Tenía que llevar una cadencia muy baja y
algunos de los espectadores se reían de mí por ir tan despacio. No me
importaba, porque yo sabía que estaba dando un gran paso en mi camino.
Disfruté viendo cómo Purito Rodríguez atacaba no lejos de la cima para
ganar la etapa.
Preparados para ver pasar la Vuelta a España en Peña Cabarga.
Había un gran ambiente
Me
identifiqué mucho con la foto que vi en el blog de PedroT, de un cartel
que encontró durante su recorrido por el Camino de Santiago. Es un
texto de Rudyard Kipling, el célebre escritor indo-británico autor del Libro de las Tierras Vírgenes que tantas veces leí en mi juventud. No tiene desperdicio, pero una frase lo resume: "Piensa que puedes y podrás".
Cartel en el Camino de Santiago
Llegaba
ya al final de mi recorrido. A primeros de Noviembre me sometí ansioso
a mi última resonancia y tres semanas después volví a la consulta de
neurocirugía, de la mano de Paula para escuchar el veredicto. Las
palabras del médico no podían ser mejores: "No quiero verte más por aquí. No vuelvas".
Las lágrimas de la emoción del camino completado asomaron a mis ojos.
Había terminado el Soplao particular de mi recuperación. Tardé varios
días en creérmelo, y luego sólo quedaba ya festejarlo.
Los preparativos del Soplao 2011
Poco a poco me fui reincorporando al trabajo, recuperando mi vida
normal. En cuanto tuve oportunidad estrené mi nueva vida de libertad
con mis amigos de cantabriaenbici, Pedro y Javier. También me apunté a
la quedada de noviembre organizada por el Club Valle de Buelna, donde
pude saludar y recibir las felicitaciones de gran cantidad de amigos de
la bici.
Imagen de la Quedada del Valle de Buelna
Aún tenía por delante un largo recorrido de preparación
física, para recuperar la forma perdida. Una oportunidad para seguir
disfrutando de la montaña, de la bici, de la naturaleza, de los amigos.
En
Abril, después de entrenar por el primer bucle del Soplao decidí
inscribirme. Me dieron el dorsal 3039. Continué el entrenamiento, con
salidas más largas y frecuentes.
El
día antes de la prueba me acompañó Paula a Cabezón de la Sal a buscar
mi dorsal. El ambiente era excepcional. Casi no se podía llegar a la
carpa de la organización, tal era la cantidad de gente. Ciclistas,
atletas, acompañantes, y un gran ambiente de fiesta. Ya estaba
preparado para la prueba.
Mi cuarto Soplao, esta vez con bici
La Salida
Suena
el despertador a las 6:20. He dormido muy inquieto pensando en lo que
me tocaría hacer al día siguiente. Estoy ansioso y lleno de ilusión.
Este Soplao será para mí la confirmación de mi recuperación.
A
las 7:00 llega mi hermano Tony para llevarme a Cabezón. Subimos la bici
y el camelback al coche y salimos. Mientras vamos comentando las
expectativas yo me preparo para las emociones que me esperan. El día ha
amanecido nublado, con un buen pronóstico aunque alguna posibilidad de
tormenta por la tarde. Por un momento se me pasan por la cabeza
las cosas que pueden ir mal: averías, caídas, desfallecimientos, ...
Inmediatamente me acuerdo de las palabras de Rudyard Kipling. "El hombre que llega a la meta es aquel que cree poder hacerlo".
Mientras
llegamos a Cabezón y vemos la cantidad de gente que hay, agradezco a
Tony que me haya traído en su coche y así me haya librado de la búsqueda de un
aparcamiento incierto.
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Kilómetros
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164
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Desnivel acumulado
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4794
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Cota Máxima
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1272
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Duración
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12:27 horas
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Tiempo en movimiento
|
11:20 horas
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Lugar de inicio y final
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Cabezón de la Sal
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Dificultad
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Extrema
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Mes en que se realizó
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Mayo de 2011
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Época recomendada
|
Primavera, verano, otoño
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Datos básicos del Soplao 2011
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Me coloco en la calle de la salida y espero impaciente junto a miles de bikers a que suene la ya clásica música de ACDC, "Autopista al Infierno".
Mirando a cientos de ciclistas que tengo alrededor puedo ver la gran
cantidad de ilusión que hay depositada en esta calle de Cabezón.
Sumadas entre todas son miles de horas de entrenamientos, de
preparación mental, ...
Poco después suena la traca de la
salida. Un cariñoso abrazo me despide, pero pasan varios minutos hasta
que puedo empezar a moverme y pasar por el arco de salida. Numeroso
público aplaude en las calles y saludamos al pasar, llenos de emoción.
La gran fiesta del ciclismo ha comenzado.
Los tensos momentos antes de la salida
El Monte Corona
Los primeros kilómetros rodando por el Monte Corona sirven para ir
soltando los músculos y aliviando la tensión de la espera a la salida.
Uno se va encontrando con las buenas sensaciones de pedalear a ritmo
ligero, aunque en muchos casos hay que ir despacio debido a que somos
muchos ciclistas, y nos apelotonamos. Formamos una hilera interminable
y levantamos gran cantidad de polvo. Las pistas están secas. No habrá
barro, y parece que vamos a disfrutar de unas condiciones ideales para
la bici de montaña.
Formamos una larga hilera ascendiendo hacia el Monte Corona
Desde
el primer momento empezamos a ver los efectos de las averías. Veré
muchos pinchazos durante el día, pero por suerte no padeceré ninguno.
También veré los resultados de alguna caída y la suerte me acompañará
durante todo el día para evitarlas.
Un pinchazo temprano
En
un momento de la subida me encontré con mi amigo PedroT y nos hicimos
mutuamente sendas fotos. Aquí está la que me hizo él. Hablando de las
expectativas que teníamos cada uno sobre la ruta, me volvió a recordar
las palabras de Rudyard Kipling. "Si piensas que estás vencido, lo estás".
Este soy yo, retratado por PedroT
Al
salir del Monte Corona llegamos al avituallamiento de Caviedes. Paro a
comer un par de plátanos y un pastelillo. Este año me he propuesto
parar en todos los avituallamientos, sin saltarme ninguno.
El avituallamiento de Caviedes
La Cueva del Soplao
La
segunda fase de la prueba comienza con un recorrido por Roiz en el que
disfrutamos de las vistas de los prados, verdes, bañados en la niebla
de la mañana.
Los prados verdes en la zona de Roiz
Tras
un corto recorrido por carretera llegamos a la primera dificultad
montañosa, la subida de La Cocina, en forma de una impresionante rampa
repleta de ciclistas que suben empujando las bicis debido a que, con el
apelotonamiento de tanta gente no es posible subir montado.
Hago
una foto desde la bici y me sorprendo al ver retratado en ella a mi
amigo Javier. Luego estaría a pie de pista durante toda la
jornada, proporcionándome avituallamiento y ánimos. Mas tarde se les
unirían Paula, Tony, Pedro, Maite y Conchi, que pasaron el día
siguiendo mi recorrido, conscientes de lo especial que era para mí
la prueba en esta ocasión.
La subida de La Cocina abarrotada de ciclistas
La
primera rampa de subida debe hacerse a pie por la cantidad de gente que
hay, pero un poco más arriba ya es posible pedalear. Es un tramo
difícil, con bastante pendiente y mucha piedra. Afortunadamente, el
barro que en ediciones anteriores atascaba el cambio de mi bici está
ahora seco.
La primera rampa de la subida de La Cocina
El
Soplao tiene muchas historias, una por cada participante. Este ciclista
de la foto comentaba con sus amigos que quería dar una sorpresa a su novia. El
mensaje de amor escrito en su llamativo maillot nos arrancaba sonrisas
y buenos recuerdos, a cada uno de su historia personal.
Mensaje en el maillot
La
subida culmina en el aparcamiento del Soplao, donde un montón de
turistas se extrañan de ver pasar a miles de ciclistas de montaña. El
descenso posterior hacia Celis es peligroso, y a cada trecho nos
encontramos personal de protección civil indicando los peligros y las
mejores trazadas: "
Pasad por la derecha en el regato", ""
Mejor por la izquierda". Nos sentimos protegidos.
El inicio de la bajada hacia Celis
El Monte Aa
Antes
de alcanzar la temida subida del Monte Aa debemos atravesar un
arroyo, que hoy está seco. A pesar de las piedras lo paso montado en
bici, pues así es más divertido.
Atravesamos el arroyo, hoy casi seco
Llegamos
al pintoresco pueblo de Carmona por una pista. Mientras vemos acercarse
las casas del pueblo contemplamos a lo lejos la Collada a la que
debemos ascender.
Llegando a Carmona
Las
rampas de más del 22% de pendiente nos exigen un buen esfuerzo. A mitad
de la subida oigo unos gritos: ¡Michael! ¡Michael! ¡Venga que tu
puedes! ¡Recuerda disfrutar!. Son amigos de la bici que están a pie de
pista animándonos y compartiendo con nosotros esta fiesta.
Tras
pasar las rampas más duras la ascensión se suaviza y puedo contemplar
amplias vistas del valle, con el pueblo de Carmona al fondo. Una vez
alcanzado el alto se inicia un rápido y divertido descenso por los
frondosos bosques de robles que crecen altos y rectos.
El valle de Carmona
En
poco tiempo llego a Ruente donde me reencuentro con Javier, que me pasa
bebida isotónica, barritas energéticas y crema de protección solar.
Empieza a salir el sol entre las nubes, aunque la temperatura se
mantiene en valores muy agradables.
El Moral: El legendario hombre del cencerro
Este
soy yo subiendo hacia la campa de Ucieda, donde se encuentra instalado
un macro-avituallamiento. Paro a comer un poco y, como la subida es larga, me
echo un par de plátanos al bolsillo e inicio el largo ascenso hacia la
Ermita del Moral.
Este soy yo pedaleando hacia la campa de Ucieda
El
ascenso es duro y exigente. Me apena ver a
algunos ciclistas que descienden, retirados, con cara de
circunstancias. Especialmente triste es la expresión de uno de ellos
que baja andando al lado de su bici, con el sillín colgando de la tija.
Quiero pensar que la decepción de una avería que tira por la borda el
enorme esfuerzo de preparación y las grandes dosis de ilusión
quizás se compense con un poco de optimismo pensando que habrá una
próxima ocasión.
Cerca
del alto comienzo a oír el mítico sonido y el vozarrón del que, en mi
anterior Soplao fue el "misterioso hombre del campano". Este aficionado
nos ha alegrado la subida al Moral a miles de participantes, con sus
mensajes sarcásticos de ánimo. "Venga, que este año os veo muy mal".
"Vamos, que esto no es un paseo".
Hace unos meses conocí en
persona al ya legendario hombre del campano. Es Yayón, del club MTB Valle
de Buelna. Un gran aficionado a la bici. Es ya un clásico del Soplao.
Días antes de la prueba muchas personas preguntaban en el foro: ¿estará
este año el hombre del campano?. La alegría de oírle me dio
fuerzas adicionales como para hacer la siguiente subida sin esfuerzo.
Me saludó muy efusivo al pasar. Gracias, legendario hombre del campano.
Yayón, el legendario hombre del campano
La
subida llega a su fin en la campa de la Ermita del Moral. Desde la
pista parece que se funde con el cielo. Una tormenta cercana ruge con
sus truenos y amenaza con pasar por agua el estupendo día que estamos
disfrutando. Pero de momento hace sol.
Parece que el alto del moral está casi en el cielo
Al poco de coronar el
alto veo subir por la otra vertiente al primer clasificado, Litu, al
que ya sólo le queda un rápido descenso hasta Cabezón. A mí me queda
todavía la mitad del Soplao. Nunca entenderé de qué está hecha esta
gente capaz de duplicar mi velocidad en la bici, a pesar de todo lo que
me entreno y me esfuerzo. ¡Enhorabuena, campeón!
Durante el
largo descenso por el Arroyo Juzmeana me cruzo con numerosos
participantes que suben ya de regreso hacia la meta, y les felicito al
pasar como campeones que son.
Al llegar abajo me encuentro a mis
amigos y a mi familia. Paso un rato con ellos y me ayudan a mitigar con
un poco de reflex el dolor que me ha aparecido en un hombro. Por suerte
el dolor fue a menos y no me impidió disfrutar del resto del día.
La Cruz de Fuentes
La
subida al alto de la Cruz de Fuentes es la más exigente de la prueba
por su desnivel y longitud. La inicio con un poco de miedo pues es
aquí, mediada la subida, por el kilómetro 100, donde me había atacado
en las dos ocasiones anteriores el famoso hombre del mazo, la pájara
que te deja sin fuerzas.
Por suerte, hoy he comido y bebido con
regularidad, siguiendo el consejo: comer sin hambre, beber sin sed. Por
el kilómetro 100 miraba yo entre las hayas del frondoso bosque de
Bárcena por si aparecía entre ellas el hombre del mazo, pero en esta
ocasión no lo encontré. Quizás le hayamos ahuyentado entre tantos miles
de ciclistas, je, je.
Llueve débilmente mientras los truenos de
la tormenta cercana siguen sonando amenazadores. Por suerte la tormenta
nos esquiva y en poco tiempo deja de llover.
La subida es larga
pero no menos bella. Subo a ritmo y poco a poco voy alcanzando la
cumbre. El ver a lo lejos la cruz que da nombre al alto es muy emotivo,
porque significa que lo más duro del Soplao está ya hecho.
Pasado
el alto hay un cambio en el recorrido. Un desvío a la derecha nos evita
la carretera de Palombera y nos permite disfrutar de un trepidante
descenso por un bonito bosque. Claro, eso sí, después de bajar hay que
subir lo bajado. Es un ascenso adicional, que este año ha endurecido un
poco más una prueba ya de por sí dura, aunque haciéndola aún más bella.
Salimos de la Cruz de Fuentes
El desvío llega hasta los verdes prados de Ozcaba, donde
encuentro un nuevo avituallamiento. Paro un rato a comer y sigo en
ascenso hacia la Venta Vieja. Aquí lo pasé mal el primer año por el
barro, pero ahora la pista está arreglada y es fácil.
Después de
coronar la Venta Vieja, un rápido descenso por una pista pedregosa me
lleva hasta los pueblos de Colsa y Los Tojos. Unos chavalillos me
aplauden y animan al pasar. Me emociono igual que el primer año. Son ya
más de 10 horas sobre la bici y el cansancio del esfuerzo continuado
deja las emociones a flor de piel. Es increíble la cantidad de gente
que anima desde las cunetas, desde los pueblos, desde los altos,
gracias a todos.
Después de Los Tojos hay un divertido descenso
por una carretera muy revirada. Cuando acaban las curvas me vuelvo a
emocionar, ahora pensando que voy a ver de nuevo a los míos. Ahí están,
esperando pacientemente para hacerme el último avituallamiento y darme
las últimas palabras, besos y abrazos antes del último ascenso.
La última subida y llegada a meta
Paso
un rato con Paula, Tony y mis amigos. Voy bien de fuerzas, les cuento,
y estoy disfrutando como un enano. Me despido de ellos para afrontar el
último esfuerzo del día y hago un caballito para "hacerme el chulo". "Nos vemos en la meta de Cabezón", les digo.
Haciendo un caballito antes de afrontar la última subida
Toca
volver a ascender a la Ermita del Moral. Charlo con algunos ciclistas
que hacen su primer Soplao. Me preguntan ¿Queda mucho? ¿Es dura esta
subida?. La charla hace más llevadera la subida, que se hace dura
porque las fuerzas están ya mermadas. La pendiente va en ascenso y los
últimos dos kilómetros se hacen interminables. Parece que estoy parado,
pero el alto se va aproximando lenta, muy lentamente, pero sin parar.
El sol brilla entre la niebla al llegar al alto del Moral
Por
fin, llego arriba. Sólo queda el descenso hacia Cabezón. Mi cuarto
Soplao está a punto de acabar. Aunque la gente del avituallamiento me
invita a parar les digo que ya hay muchas ganas de llegar, y no me
detengo.
La ladera Norte está llena de niebla por lo que debo
abrigarme. Por suerte no es una niebla muy espesa y la
visibilidad es más o menos buena. Viene bien, pues el descenso es
rápido y lleno de traicioneros baches.
Al
principio de la bajada me vuelvo a encontrar con Yayón, el hombre del
campano. Sigue allí, dando campanazos y animando y felicitando a los
que bajamos. Me dedica una gran enhorabuena que me sabe a victoria.
Luego oí que siguió allí hasta bien entrada la noche animando a todos
los ciclistas que estábamos ya cerca de finalizar el Soplao.
Casi sin darme cuenta
estoy en la campa de Ucieda. Avanzo por la carretera a más de 30 km/h
con la ilusión de estar ya llegando. A medida que me acerco a Cabezón
van asomando a mis ojos algunas lágrimas de emoción. Voy a acabar mi
cuarto Soplao, este tan especial que marcará un hito en mi
recuperación.
En seguida llego a la meta. Doce horas y media
sobre la bici. Las emociones son intensas, tanto como en aquella
ocasión en la que, de noche, con muchas más horas de esfuerzo,
acabé mi primer Soplao. El abrazo que me fundió con Paula, y luego con
Tony, Javier y Conchi, no lo podré olvidar.
Mi llegada a Cabezón
Y después
Hace no más de 13 meses no sabía si podría volver a montar en bici,
aunque nunca perdí el optimismo y me veía a mí mismo pedaleando durante
más de doce horas para recorrer junto a otros cuantos miles de
ciclistas esos caminos de Cantabria. La fe en poder hacerlo, apoyada en
la fuerza que me dieron todos los que me acompañaron en mi camino
consiguieron que hoy esté redactando esta crónica, con la satisfacción
del reto cumplido.
Son muchos los sentimientos de
agradecimiento a todos los que ha contribuido a mi recuperación.
Empezando por mis padres, que me enseñaron la pasión del deporte y la
naturaleza que me han guiado hasta aquí. No puedo dejar de emocionarme
al recordar todo el camino recorrido de la mano de Paula, mi amiga
compañera, con el ánimo constante de nuestros hijos Ana y Miguel.
También agradezco a mis hermanos y al resto de la familia por sus
muestras constantes de afecto, así como a mis amigos, a mis compañeros
de la bici, a la gran familia del ForoCantabriaMTB, a mis compañeros de
trabajo, ...
Apoyándome en la fuerza de los ánimos que me
prestaban entre todos, unida a la experiencia de superación que le da a
uno el haber completado retos como los 10000 de Soplao, conseguí la
fuerza mental que se resume en la frase de Kipling: "Piensa que puedes, y podrás". Gracias a todos por ayudarme a completar mi Soplao.
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